Fuente original: Vivir en El Poblado
Una oportunidad de un minuto y una beca han permitido su formación en dirección de orquesta. Guiada por los principios de gratitud, generosidad y excelencia quiere retribuir lo recibido.
El minuto que le marcó el rumbo a la vida de Ana María Patiño Osorio sucedió en la oficina del rector de Eafit, Juan Luis Mejía. Ella, de origen campesino, no tenía más oportunidades que convencerlo en 60 segundos de que merecía una beca. El tiempo empezó a correr tan pronto terminó el saludo.
“Soy de La Unión, Antioquia, trabajo con niños en el municipio y toco el saxofón; lo he tocado prácticamente toda la vida, la música es lo que más me importa hacer y siento que puedo llegar muy lejos. Acabo de pasar el examen de admisión a Eafit, pero no tengo cómo pagar, necesito que me ayudes”. Ninguna alarma indicó que el tiempo había finalizado; un abrazo entre la joven y el rector le dio la bienvenida a la carrera de Música en Eafit. Ana María había ingresado a los cinco años a la banda sinfónica de La Unión a interpretar la flauta dulce; a los ocho tocaba el saxofón y a los doce pasó al frente a dirigir esa agrupación, como si fuera algo natural.
La dirección de orquesta le fluyó con tal fuerza que en un momento no resistió ese vacío que le generaban las ganas de llevar la batuta. “De los conciertos salía llorando por sentir que no estaba dirigiendo y que eso era lo que quería hacer”, recuerda al paso que cierra los ojos y mueve su mano con el compás como si estuviera dirigiendo. Fue ahí cuando conoció al maestro Alejandro Posada y luego al también director Roberto González-Monjas (fundadores de Iberacademy), quienes le empezaron a abrir las puertas. Así llegaron presentaciones en Brasil y en EE.UU. y luego un largo etcétera antes de su práctica en la Filarmónica de Medellín dirigiendo conciertos didácticos. Llegaron los grados, un nuevo abrazo de gratitud con Juan Luis Mejía y la oportunidad de cumplir nuevos sueños, algunos de ellos que ni siquiera cree reales cuando regresa a su casa en La Unión.
Así fue aceptada para su maestría en la Escuela Superior de las Artes en Zúrich, Suiza, donde está becada por Iberacademy, y en abril pasado fue seleccionada para hacer parte del Dirigenten Forum, en Alemania, destacándose como una de las promesas en la dirección de orquesta.
Ana María dice que en su cotidianidad, es un ventarrón; mientras que con la música y sus ritmos llegan a ella la paciencia y la serenidad que espera la sigan fortaleciendo para “transmitir música con honestidad”.